A medida que el siglo XX avanzaba, la cachimba empezó a hacer acto de presencia en Europa, particularmente en ciudades cosmopolitas como París, Londres y Berlín. El auge inicial se debe en parte a las comunidades migrantes del Medio Oriente y del norte de África, que trajeron consigo sus tradiciones y costumbres. Sin embargo, con el tiempo, la cachimba dejó de ser una práctica exclusiva de estas comunidades y comenzó a ser adoptada por la población local.
Hoy en día, es común encontrar bares y cafés especializados en cachimba en la mayoría de las capitales europeas. Estos lugares no solo ofrecen una amplia variedad de sabores de tabaco, sino que también sirven como espacios sociales donde la gente se reúne para charlar, relajarse y disfrutar del ambiente. Además, la cachimba se ha integrado en la vida nocturna, con clubes y lounges ofreciendo cachimbas como un elemento indispensable en sus cartas.
Este auge ha llevado a una mezcla cultural interesante. Mientras que algunos puristas optan por sabores tradicionales y técnicas de preparación antiguas, otros han innovado, mezclando sabores y creando combinaciones únicas adaptadas al paladar europeo.
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